Sorpresa
para nosotros la madurez, la prematuridad con la que siempre toma las cosas,
cosas de robot supongo, al ser diagnosticado potencial celíaco a los 3 años y
medio. Leyendo al respecto en Internet siempre encontrarás cosas que pueden ser
hasta particularmente escabrosas, pero este no era su caso, las piezas de su
estómago en el ensamblaje de papá Dios se le olvidó mencionarlo. ¡Y como ya no
traen instrucciones ni envía los técnicos desde hace más de 2mil 13 años! Con
ésto de la celiaquía es donde me quiero yo detener, no porque sea una condición
de moda o porque quiera aprovecharme de su condición sólo para escribir, sino
que cuando no conocíamos de nada de ese mundo todo había sido para nosotros un
enigma
, como todavía lo debe ser para muchos. No ganaba talla ni peso, vivía enfermito y con marcadas alergias en la piel. En alguna oportunidad había visto en un programa de televisión las consecuencias de dicha condición pero bajo una muy marcada circunstancia, pues le daban convulsiones y el niño en cuestión quedó con paraplegia, que luego con la erradicación del TACC (Trigo, Avena, Cebada y Centeno) de la dieta evolucionó de manera normal. Aunque se trata de una situación bastante peculiar, basta con eliminar radicalmente de su dieta cualquier partícula de gluten (TACC) para que no se manifieste ningún síntoma o complicación al respecto.
, como todavía lo debe ser para muchos. No ganaba talla ni peso, vivía enfermito y con marcadas alergias en la piel. En alguna oportunidad había visto en un programa de televisión las consecuencias de dicha condición pero bajo una muy marcada circunstancia, pues le daban convulsiones y el niño en cuestión quedó con paraplegia, que luego con la erradicación del TACC (Trigo, Avena, Cebada y Centeno) de la dieta evolucionó de manera normal. Aunque se trata de una situación bastante peculiar, basta con eliminar radicalmente de su dieta cualquier partícula de gluten (TACC) para que no se manifieste ningún síntoma o complicación al respecto.
Pero para efecto del celiaquito, no da pie
a malos entendidos o a tropiezos con lo que a su dieta se refiere. Es muy
consiste, de hecho nos cuestiona a nosotros mismos por cualquier alimento que
va a ingerir, es capaz de poner en duda cualquier bocado de comida que no venga
de nosotros o alguien más aún cuando específicamente le digamos que no tiene
gluten. De hecho, en la última reunión con amigos de su madre, devolvió
una empanada sin tocarla porque un niño la tocó. Obviamente es el riesgo
de la contaminación cruzada uno de los peligros a los que se expone y que
constantemente debemos hasta cuestionarnos nosotros mismos. Pero ahí no
es donde radica su superpoder. Su mayor lucha no es contra supervillanos
o contra gente mala o perversa, sino contra un ambiente hostil e incluso
intolerante a las alergias alimentarias. Es el caso de cuando va a comer y
pregunta si tiene gluten cuando la gente se da cuenta que no es un niño
cualquiera. Porque ahí es donde comienza la explicación que nadie nos ha pedido
pero que para efectos de su salud debemos dar. Es el hecho de habernos cambiado
hábitos alimenticios (a veces contraproducentes), y hasta de la familia que ya
nos invita a comer con la salvedad de que la comida “ya no tiene gluten”, “fue
preparada con sus utensilios de cocina” o “especificados sólo para los que si
puede comer” y hasta los caldos, sopas, sancochos que en otrora fueron ricos en
condimentos artificiales ahora se pueden hasta apreciar de poseer unas
características distintas y sabores diversos con otros matices de lo que es el
ingenio de la cocina venezolana. Quienes son de nuestros círculos
sociales y saben de lo que les hablo, a veces suena hasta agotador tener que
repetir y extenuar a la gente que no se identifica con la condición celíaca con
los cambios drásticos que debemos dar para saltar ese abismo, no de la
condición como tal, sino de la ignorancia y la poca empatía que muestra algunos
establecimientos de comidas, restaurantes, clínicas, cafés y hasta la sociedad
en general que en ocasiones representan el riesgo o la posibilidad de
contaminación pero que para quien no padece las consecuencias no se inmuta ante
el factor de riesgo, o lo omite, o no le importa.
En nuestra familia, mi abuela criada en los
tiempos en que el niño gordo representaba o era asociado a un niño sano, nos
resulta increíble que ahora nos diga: Le guardamos granos (arroz, caraotas,
otros), carnes o cualquier cosa sin gluten. Y él mismo reiterando la pregunta
de: ¿no tiene gluten? Eso ha marcado el antes y el después de lo que puede
influir su bienestar en concienzar a nuestro entorno. De eso y de otras cosas
más nos puede enseñar e ir aprendiendo sobre la marcha. Esto ha sido para su
entorno una retroalimentación de un niño que se las trae.
Carlos Reinosa
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